O lo que es lo mismo, comerse la placenta. Desde hace mucho quiero compartirles esta información ya que yo lo practiqué y creo que vale la pena recomendarlo. Habrá a quien le resulte bizarro pero en realidad la opción de comerla en forma de cápsulas, con la placenta deshidratada y pulverizada lo hace más sencillo y obtienes de igual manera los beneficios.
La placentofagia es una práctica frecuente en los mamíferos y forma parte de la medicina tradicional china. Me resulta una pena que la mayoría de las placentas terminen siendo parte de los desechos hospitalarios.
¿En qué ayuda comerla? Después del parto, muchas madres experimentan pérdida de sangre, fatiga, estrés físico y emocional, falta de sueño, y una rápida baja en las hormonas del embarazo. Estos factores contribuyen al desarrollo de depresión posparto (DPP). La tristeza posparto afecta a la mayoría de las madres, y aunque es muy común, no se considera un desorden de salud. Hoy en día, aproximadamente un 80% de las mujeres experimenta un nivel de DPP.
La placenta encapsulada mantiene sus propiedades de hierro, proteína, prolactina, oxitocina, entre otros, y por ende ayuda a re introducir las hormonas esenciales a tu sistema. Es una forma natural y saludable de favorecer tu recuperación posparto. Fortalece tu piel, cabello y uñas y aumenta la producción de leche, además te ayuda a sobrellevar de mejor manera los desvelos de los primeros días pues te aporta energía extra.